En campañas de publicidad, en envases de producto, en tarjetas de visita, en los carteles de pisos en venta… Sin duda alguna, esta imagen se ha convertido en un elemento habitual de nuestro día a día:

Generar un código QR es tan fácil (el que ves en la imagen lo acabo de hacer ahora… ¿adivinas a dónde redirige?) que ya se ha convertido en el principal vehículo para trasladarnos de un soporte físico a un entorno virtual con una simple captura de imagen.

Pero… ¿Todos los códigos QR nos aportan un valor real?

Para dar respuesta a esta pregunta deberíamos tener en cuenta, al menos, estos 5 conceptos:

1. No todos los soportes son aptos.

Tener clara esta idea es fundamental. Si creamos un código QR que enlaza con un contenido de alto valor para el usuario pero lo colocamos en el lugar equivocado, todos nuestros esfuerzos no habrán servido de mucho:

• Parece muy obvio, pero hay que calcular bien la distancia para que tu código pueda leerse correctamente. La óptica de una cámara fotográfica de un teléfono móvil tiene sus limitaciones, y difícilmente nos permitirá capturar una imagen nítida des de la calle a un sexto piso.
• Otro punto importante que debemos tener en cuenta es que capturar una imagen requiere de un cierto tiempo. Por ello, no parece apropiado colocar un código QR en un soporte móvil como un cartel en un autobús.
• Finalmente, hay que entender que el tamaño sí importa. Si tu envase de producto está saturado de información y tan sólo dispones de 1 cm2. para colocar tu código, piénsalo 2 veces, muy probablemente será imposible de leer.  

2. No seas soso.

Un código QR no tiene porque ser algo gris, feo y sin vida. Conviértelo en un elemento de comunicación perfectamente alineado con la imagen de tu marca. Hay miles de posibilidades a explorar, tan sólo hay que ser un poco atrevido:

Ganarás notoriedad, engagement con tus clientes y, sin duda alguna, incrementarás el número de capturas de tu código.

3. No generes overpromise.

Generalmente un código QR sirve para ampliar la información que un soporte físico no puede contener por sus limitaciones. Por ello, resulta imprescindible emitir un mensaje alineado con aquello que el usuario se encontrará al capturar la imagen:

• … Es mejor un mensaje de “Mira el vídeo sobre el producto” que uno que diga “Descubre mucho más…”.
• … Es mejor un mensaje de ” Accede a la web del prodcuto” que uno que diga “Descubre muchas más sorpresas…”.
• … Es mejor un mensaje de “Consigue un descuento para tu próxima compra” que uno que diga “Descubre el gran regalo que te hemos preparado por tu fidelidad”.

Queda claro, ¿no?. Hay que saber calibrar adecuadamente las expectativas.

4. No te olvides del call to action.

Aunque no lo creas, pedir a una persona que se saque el móvil del bolsillo, busque la aplicación de lectura de códigos QR, capture una imagen y acceda al contenido que le has prometido, es un esfuerzo que merece una recompensa. Él espera algo especial, algo que le sea útil, algo que le sorprenda:

• Para enviarlo a la home de tu página web de producto NO utilices un código QR, escribe directamente la URL.
• Para mostrarle el último spot de tu producto NO utilices un código QR, emítelo por la tele y te ahorrarás una decepción.
• Para darle acceso a una imagen tamaño póster de tu producto NO utilices un código QR, es mejor que la añadas en pequeño en la propia pieza creativa.

Sin un motivo, sin un call to action, sin algo de valor real detrás… un código QR en una pieza de comunicación puede generar rechazo. Piensa bien lo que puedes ganar y lo mucho que puedes perder haciendo un mal uso de esta tentadora tecnología.

5. No te conformes con lo de siempre.

Deja volar tu imaginación. Experimenta. Un código QR no tiene porque estar impreso en un trozo de papel, es un elemento dinámico cuya aplicación puede ser la esencia de tu comunicación. Ahí va un ejemplo interesante:

En resumen…

1. Es más que evidente que los códigos QR se han convertido en el principal vehículo para trasladarnos de un soporte físico a un entorno virtual con una simple captura de imagen. 
2. Debemos tener cuidado en elegir los soportes adecuados y no dejarnos llevar por la moda (no todo necesita un código QR para hacer extensiva una determianda experiencia).
3. Está claro que el contenido es vital para dar sentido a un código QR, pero no debemos olvidar la forma y explotar al máximo sus posibilidades creativas.

Sin duda, este tipo de experiencia ya se ha integrado en nuestras vidas. Pero los códigos QR son sólo la punta de lanza de todo lo que tiene que llegar: GoogleGlass, la democratización de la realidad aumentada… Los objetos han ganado una nueva dimensión más allá de la física.

Si quieres aportar tu opinión, explicar una experiencia diferente de aplicación de los QR o tienes un caso de éxito a compartir, no lo dudes, aquí todos sumamos.